es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

miércoles, 11 de junio de 2014

/hayque escribir. todos los días

¿Cómo entender, dígame usted, la mecánica con la que el cuerpo determina el movimiento de la lengua que en este momento delinea el contorno de la boca para sumergirse en ese mar tan tibio? Así como la lengua delinea, la mano recorre /muy lentamente/ ese espacio entre la rodilla y el elástico del calzoncillo y /muy lentamente/ ese ritual de botón desprendido pero todo lo que resta bien prendido encendido encendidísimo mientras la mano sigue bailando ahora cada vez más cerca de la rodilla y el instinto tan humano de escuchar lo que se tiene adentro y por fin le van tar la /con toda la fuerza del mundo/ ¿¡como entender!? el estrépito en el que la recostó en el sillón (todo es cama) y la mano dejó de estar entre la rodilla y la cintura y ahora esta en el cuello y recorre con una deliciosidad todo lentamente (que es tan extraño) y siempre todo y por fin la vestimenta que esclaviza queda desterrada por siempre de estos cuerpos que ahora no son ni de dios ni de la patria sino de ellos mismos. Todo se estremece cuando la lengua ya no es más de la boca ni de los labios y recorre lo prohibido/lo tan deseado/ y la siente estremecer ¡¿cómo entender?! mientras los labios rozan el contorno pálido del pezón y la electricidad hace que la mano que antes deliberaba entre la rodilla y el elástico del cinturón se decida por fin en encontrarse con el falo prohibido por todas las religiones y quizás también todo padre o madre de bien y no saber si la excitación proviene de lo prohibido o de lo deseado y que por fin su mano se concentre en la coreográfica reproducción de lo visto y de lo oído para poder ser concebido por fin como acto en sí. El amor /comotodaslascosas/ duele un poco pero esta vez todo lo húmedo del ambiente culmina en el tan esperado coito ¿como entender una denominación tan vacua como esa? todas las terminales nerviosas ahora por fin bien nerviosas y el orgasmo y el sudor y todo el error adolescente deja de ser un supuesto y es por fin su biblia y es ahora todo lo que yace en las sábanas.

verg



Me excitan tus ojos
las órbitas planetarias
durmiendo en la retina
resplandece mi ser
al sentir
la muerte tan lejana
tu cuerpo ensimismado  
floreciendo en t o d o s l a d o s
lo lácteo de tu piel
al sentir (me)
y es el recuerdo
que me llama
y tus ojos o lo resplandeciente
me dice que estás
no acá,
en el más allá 
en el más acá.

lunes, 2 de junio de 2014

volver a las cavernas

Entre las piernas guardado está ese tumulto de sensaciones tan insensatas que laten por hacer de la moralidad solo un recuerdo de la prehistoria humana. Es ahí donde el pecado natural recae y busca entre todas las cosas lo más imposible y lo más deseado. IMPOSIBLE sería que entre las piernas elásticas que se balancean ahora frente al rostro no se encuentre esa insensatez tan humana que late y que ruega por un poco más y por un poco entendemos TODO lo que no debe hacerse. Salir de la naturaleza moral para sumergirse en la naturaleza que perdimos por miedo a todo, volver a las cavernas oscuras, volver a la humedad o a la sangre y sobre todo a lo natural de no esconderse frente a todo (todo lo que nos es impuesto) Aprender a amar a lo que vive entre las piernas o entre el cuerpo, aprender de la naturaleza todo lo que la civilización nos ha quitado. Volver al grito y sobre todo al orgasmo sin censura. Volver a no tener miedo de nada, a no tener miedo de querer lo que se nos es dado. Volver a posar las manos entre la insensatez que es castigada por la moral. Volver a tocar la piel, volver a amarla. Volver a tocar la boca, volver a amarla. Volver a tocar los pezones, volver a amarlos. Volver a tocar el vientre, volver a amarlo. Volver a tocar todo el sexo, todo lo nuestro, volver a amarlo. Volver a todo lo imposible para renacer en el reconocimiento o para reconocer en el nacimiento.




re/nacer

Entre las cosas que hay ocultas bajo mi pecho, duerme esa fría lluvia que nos unió, esa fría lluvia que siempre me lleva a vos, casi como un tortuoso viaje de muerte hacia el olvido - un viaje donde solo hay ida - un viaje con olor a muerte cítrica o también olvidos. Así te recuerdo hoy y es cuyo una tortura sin adiós y sin condena. Te espero y te busco en el jazz o espero morir entre los días que pasan. Tengo bajo el lívido pecho una marca tuya que no borro ni con todo el maquillaje del mundo. Una marca gestada en el vientre de un amor que nunca pudo terminar de ser, un gajo dulce de amor entre todo lo ácido de lo cítrico. Bajo mi pecho te busco también, entre la húmeda infinidad de mis piernas (te busco entre todas las cosas que dejaste) y no hay caso, la búsqueda de mi torpeza o de mi ceguedad no tiene éxito y me remito a buscarte en las palabras (después de tanto tiempo de seguir sin encontrarte ni a vos ni a ellas)
Ahora rezo con las dos manos unidas en el vientre como esperando un milagro del destino o de esas cosas que escribimos y que nunca se cumplen. Mi cuerpo late todo entero como un corazón enorme que bombea recuerdos y ahogada en esa embriaguez de ser una hija de puta bien melancólica me levanto todos los días con el pecho marcado con tu nombre y esas cosas que la poesía hace en mi y te busco en todos lados aunque no deba y aunque no sea.


¡Salud!