es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

martes, 7 de abril de 2015

el doble andante o el que camina al lado de la soledad

La soledad es una buena compañera, si se la bebe de a sorbos, despacito, dejando que entre el aire y oxigene el cuerpo, las células tan amontonadas, tan acostumbradas, respirar hondo ese casi metro cuadrado de soledad que tan vulgarmente se llama cama. Hundirse la soledad en el rostro, cubrirse de ella así de a poquito. Como la fiebre, que sube, escala las piernas, el torso y enrojece la cara, la soledad se apodera como un veneno silencioso que ha sido insertado de más en el cuerpo. Veneno que se confunde, con la fiebre, con Satchmo, con la falta de, con la carencia, ¡ay las tan benditas carencias! El ardor en los ojos, el cansancio del cuerpo ¿es la fiebre o es la soledad? ¿por qué tanto miedo a estar solo? la fiebre no es fiebre, es el cuerpo sucumbido bajo el ardor de mil picaduras de insectos desconocidos o tan conocidos como inconscientes. Y es que no debería temerse a la soledad, ¿si nos tememos a nosotros mismos que queda para con los otros? ¿cuántas veces sos vos mismo, mon ami? ¿cuántas veces el nombre que evocan miles de bocas realmente te pertenece?
y ahí se teme, ahí la soledad deja de ser una buena compañera bebida en sorbos que fueron tragos largos y asperisimos y se convierte en una perra escabrosa dificilísima de domar y gana la fiebre, gana y por favor no me juegues. por favor no juegues así barato y citamos porque don't you play me cheap porque ser miserable y la soledad bebida en exceso es nombre de todos los santos incomprendidos que le dan vuelta a la cama una y otra vez, se tragan el casi metro y medio de soledad de una, fondo blanco, blanquísimo como las sábanas que cubren un cuerpo que alguna vez no fue solo uno y es ahí la perra indomable que aparece y oreja derecha, izquierda, va y vuelve cantándose como una canción de cuna infalible que te duerme /o eso te hace creer/ y te canta dulcemente i look so meek y es tan fuerte lucir así que la palabra lucir y lucidez se parecen por la carencia de los cuerpos para poseer semejante verbo y semejante sustantivo y son los cuerpos lucidos lúcidamente por la soledad y realmente solo me encuentro, enésima vez en el día, ¿cuántas veces realmente soy yo? si la soledad devora, así toda tóxica, ¿realmente me devorará a mi, o a esa cosa que cree ser yo? pero ¿cómo saberlo, con la fiebre, con el océano de sábanas, con el jazz?