El olvido o la muerte, el cianuro en cápsula del adiós, es verte con los ojos inyectados en amor y en odio, y tener que decir adiós, ¿el olvido, o la muerte? con vos mi amor todo esto va de la mano, de la mano que acaricia la pierna y se pierde en la falda o en el encaje o en las profundidades de aquello sembrado por el diablo, la muerte entre mis piernas y el olvido tu mano, y trepar hasta el vientre y trepar hasta la muerte o mi boca o la tuya, todo va de la mano, el olvido como saliva y se mezcla con la muerte o mi boca, deslizar el olvido hasta la falda o el encaje y por última vez sucede este ritual de bobos que consiste en que la muerte se mezcle con el olvido, ahí arriba de mis rodillas y abajo de mi ombligo, ritual dónde se gesta un veneno lentamente que solo debe nacer en una sola cosa ¿el olvido o la muerte? y el final de aquello que se gesta, que por fin entra quizá entre las piernas, bajo la falda, entre el encaje, y la culminación de la muerte para volverse olvido para volverse veneno y para volverse adiós
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