Sumergido todo está en la banalidad de los días en los que todo está alienado de su esencia prima. Sumergido todo en el deterioro de las noches interminables y los cigarrillos mal armados. El calor que anticipa la primavera ya es demasiado cuando la hora de la muerte donde Morfeo se olvida del mortal y lo condena con su escarmiento más amado: el insomnio, agua dulce y maldita que atormenta el espíritu. Y es en ese mar donde todo está sumergido, las manos dibujan retratos casi estenopeicos y en ese océano de pensamientos se encuentra el sexo ahora ya tan perdido y lejano. Y donde se busca se encuentra y el humo contornea imágenes difusas sobre la (divina) forma de un dedo, dos dedos, cuatro, cinco, hasta delinear completamente cada falange y hacerla real y hacerla humana, toda entera, toda viva. El recorrido del humo y de la mente se arrastra como una víbora resplandeciente hasta unir esa mano a un lívido e interminable brazo que concluye en esa geometría deliciosa de hombro-clavícula perfecta y ahora ya no es mano ni brazo ahora solamente es el lácteo cuello decorado accidentalmente por algunos astros ínfimos y ornamentado con mordidas localizadas no por error en semejante acto de algún que otro amor y es este cuello lánguido en el que se sumergen todas las frustraciones y las muertes y los abismos espaciales y ahora ya no hay dolor ni preocupación ahora ya hay pasión y en la caducidad de lo banal nace el fuego todo rojo y todo inmenso y es flor naciendo y ahora es una boca perfectamente trazada y marcada por un vigoroso dejo púrpura consecuente de la ruptura de los diminutos vasos sanguíneos arrasados por la furia o por el deseo y ahora la boca no es boca también es sexo y es espeso y la inexistencia de preocupaciones ahora es el clímax máximo de todas las cosas, sobre todo de la soledad. Sumergido está todo ahora en el humo del recuerdo o de la melancolía que deja bien escrito en esta noche que los orgasmos y la tranquilidad son manjares que la tristeza y la monotonía no dejan saborear.
a todo el público: due to the specific nature of products we offer, we do not accept returns /debido a la naturaleza específica del producto que estamos ofreciendo, no se aceptan devoluciones/
es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación
miércoles, 15 de octubre de 2014
jueves, 9 de octubre de 2014
el arte de separarse
Ante todo siempre declarar que lo más bello del amor es precisamente el (des)amor, porque des(amarte) y des(vestirte) son dos verbos que se conjugan en presente pero ya hoy son pasado. Y que no se confundan los astros con mi afirmación de la belleza del deshacer las cosas. Confirmo fehacientemente que en el deshacer des-unimos todos los nudos y los hilos y las muertes (las de uno y las del otro) El desamor ese dolor bendito en el paladar que al mismo tiempo es divino, tan cítrico y ácido como las naranjas o los caramelos y esas cosas que a uno precisamente se le (des)hacen en la boca, todoloquepasaporlabocasedeshace, esa tumba húmeda y condenante. La ejecutora viva de todos nuestras condenas y penas. Todoloquepasaporlabocasedeshace y muere lentamente. Cuando los artilugios mágicos del amor precisan del movimiento del labio superior y el inferior (y como si fuera poco) la articulación mandibular y el aliento para emitir sonido alguno, es cuando dejan de ser mágicos y comienzan a ser precisamente artilugios que desmoronan y sintetizan lo insintetizable. No hay desamor que no arda y que no deje cicatrices y no hay ser que se resista a sacar esa hermosa y resplandeciente costra para hurgar con esa naturaleza tan humana para encontrarse (desencontrarse también) con el pecho ardiente latiendo y hurgar cada vez más hasta lo profundo para perderse, hundirse en el vacío ese tan lindo y tan maldito que nos condena pero nos hace amar aunque (ahora) ya no debamos. Y dice alguien por ahí que poder decir adiós es crecer y yo le respondo que la cicatriz horizontal que corta mi pecho en dos todavía está creciendo.
Salud.
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