En el pecho,
latiendo suave
entre dos manos,
la tibieza de un ave.
Se estremece
entre:
las alas,
las manos,
el pecho desnudo.
La blancura es la piel,
una suerte de tu sonrisa
y refleja en el pecho,
tus córneas
que admiran,
que adivinan
que entre dos manos
renace un ave.
Fénix rojo, tus labios
romper con lo lácteo
con lo estático.
Una suerte de sonrisa
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