es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

martes, 18 de noviembre de 2014

Triunfos y caleidoscopios.



El dolor como prueba máxima del triunfo.
Del triunfo de la soledad o del olvido
y esas cosas que se desayunan 
los miércoles a la madrugada
cuando el calor ahoga los restos
(de sentido común)
o de racionalidad.
El triunfo del azote social
sobre los cuerpos vencidos.
Sobre mi cuerpo vencido
lánguido
tendido sobre los grises matices
de la ciudad
que arde, que quema
hasta las pestañas
y carboniza todo recuerdo de amor.
Del amor propio.
Quiérase usted querida
que no hay mejor amor 
que el que se tiene con una misma.
Sea toda suya querida.
Que lo demás no importa.

el principio es de dónde morir




Me gusta la forma casi autómata en la que posás el cigarrillo en tus labios y me pierdo en el mecánico movimiento en el que el filtro es deslizado (casi mágicamente) hacia atrás y con una imperceptible presión ejercida por los dientes ejecutás en micro-segundos la muerte súbita de la diminuta pelotita de mentol que habita en el cigarrillo. 
Todo esto en segundos
Todo esto me gusta
¡que peligro!