es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

domingo, 10 de abril de 2016

Es usted un desubicado, Vicente



Gris y sobriamente, amanece la lluvia en el umbral de tu puerta. Hace frío y siempre que hace frío también hay tiempo y soledades, como un delito menor del equinoccio. Bailé entre un millón de muertos para vengar tu olvido, (siempre supuse que vos harías lo mismo, pero no para vengar ningún olvido) Bailé y bailé y fui cuerpo y fui un montón. También supe que mi corazón no se encontró. Tenía la cabeza ululando a muchos miles de metros de dónde se movían ahí mis pies. Yo era la lluvia, también lo gris, y quizás en la mueca del rostro había algo de sombrío. Esperaba verte bailar, o por lo menos esperaba no volver por las lagunas tan sola. Bailé para vengar un ejército de tristezas y de repente me encontré en el marco de tu ventana, suspirando, inmóvil y punzante, yo era la lluvia, era un cactus en el borde de tu ventana. Sinceramente, comprobé que bailar no sirve para nada.
Pero si traté, con un ejército de lirios en las palabras, hacer del amor una danza finita,
/ quise hacer arte,
con todas las ganas que tengo de mirarte.

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