es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

viernes, 6 de septiembre de 2013

Te quise más que a nadie, hijo de puta

Todo. Absolutamente todo. Lo que tenía y lo que no. Te lo dí de a poco, todo junto, de a bocados, pero te dí todo, mi corazón, mis brazos, mis manos todas pálidas y quebradizas, mis besos, tantas caricias, algunas puteadas - las de siempre, sabés, no es con vos, es que yo soy así, me gusta insultar, me gusta darle a las oraciones esa terminación divina que le da un buen hijo de puta, un conchudo o esas cosas, me conocés - O no me conocés, y por eso te fuiste, hijo de puta. Te di todo, no te faltó nada para un día tomarte el palo. Ni me avisaste, y yo, que te quise más que a nadie, que hija de puta que fui, por qué, los discos, las fotos. ¿qué hago ahora? ¿empiezo de nuevo? ¿me vuelvo para atrás? ¿cómo borro todas las cosas? ¿desempapelo las paredes? ¿quemo las fotos en algún ritual de olvido horroroso y melancólico? ¿lloro? te quiero más que a nadie hijo de puta, ¿por qué te fuiste? -porque estás loca - estoy segura que me dirías ahora, no estoy loca, vos no me entendés a mí, y si me entendieras no me dirías loca, te darías cuenta que vo actúo así porque bueno, a veces duele, y a veces no sé que hacer. ¿Loca, yo? ahora me vas a ver loca, loca me pongo ahora y te arranco todas las fotos de paisajitos que tenés en la pared, ¿loca, yo? olvidate de tus cuadritos, digo, tus imitaciones truchas de Klimt, ahora vas a ver, yo no estoy loca, no señor. Solamente te quise más que a nadie. Ahora ya no te quiero. Estoy aprendiendo a no quererte mientras rompo las fotos a la mitad, y mientras me fumo el segundo atado de cigarrillos, estoy aprendiendo a decir que te quise, y no que te quiero, mientras entre las manos se me escapan los tranquilizantes, porque yo loca no estoy, vos me ponés nerviosa, te vas, y me dejás, yo que te di todo, me dejás, por quién sabe que chirusa, o por que cualquiera de esas cosas raras que te dan a vos. Mirá la hora que es y yo estoy sola, y no hay vino, tampoco viniste. No sirve. Te fuiste. Me dejaste. Tanto te quise yo. Te fuiste porque estaba loca, ahora lo sé, ahora entiendo todo. Siempre pensaste que estaba loca. No lo estoy, te lo digo recostada sobre un millón de papeles (tus escritos) y las fotos aburridas que sacás. En los pies tengo el papel de las paredes, tus discos, todos rayados, no estoy loca. Vos me ponés así. y suena el timbre, y voy despacito, porque están las luces apagadas y lo único que me ilumina es el fuego ese a lo lejos que se alimenta de tus libros, trato de no tropezarme con nada, porque no había vino pero había grapa, y los cigarrillos, uh, tendría que ir a comprar. Antes de abrir la puerta digo entre dientes una vez más "cómo te quise hijo de puta" y con la mano temblorosa (no por miedo, casi por ebriedad) abro despacio la puerta y siento tu voz fuerte retumbando en mi cabeza - Hola mi amor, no me atendías el teléfono así que no pude avisarte que me iba a demorar un poco. ¿cómo estás? 

yo no estoy loca

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