es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

domingo, 6 de octubre de 2013

she & him

A ella le gusta que le besen el cuello, le devoren las orejas con un beso diminuto pero intenso, los besos inocentes en la nariz rosa, que le besen los cachetes y la miren a los ojos esos ojos verdes inmensos que le ocupan una gran parte de la cara asimétrica pero imponente. También que le digan cosas al oído -untequierollevaracaminarundíadelluvia- que le cuenten cuentitos y la abracen como si el fin del mundo se resumiera en un abrazo, que le digan que la comida está servida. También le gusta tomar café con leche y mirarse recostada en la cama todo el día y jugar con sus pies como si fueran lo más interesante del mundo.

A el le gusta que le acaricien los brazos, despacito, como un recorrido inmenso de hormigas mudas que viven en un hormiguero- o un brazo - también le gustan los besos en el cuello y que le digan -soselgordomáslindoquehay- le gusta comer cereales y chocolate con almendras, y le gusta que le prometan cosas en los días que hay mucho sol. Su mejor día es aquel donde el se recuesta en el umbral de la puerta y con los pies toca el pasto verde y suave y el sol lo hace uno con el mediodía. 

y capaz que entre ellos se gustan
un poco
- yo lo sé -





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