es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

domingo, 19 de enero de 2014

amar - otra vez -

Como podría explicar la forma en que rodeé la cama esquivando a mis miedos y a tus leones, escabullendome de a poco hasta entrar en ese refugio tan sagrado de sábanas azules y dioses místicos, como podría yo contarte que me recuesto en ese templo divino esperando encontrarme a mi misma entre tanto ruido o tanta muerte, encontrarme detrás del cigarrillo y encontrar lo felino de mi alma y lo triste de mi rostro, es que me escondo de esa forma para que vengas después luego de recoger todos tus miedos lentamente detrás de todo eso que sos y que es lo que veo y respiro ahora, te respiro porque entrás al templo y como dios divino te siento entrar y como lentamente todo cede y me busca tu cuerpo y me busca tu divinidad y la muerte de tus miedos se empieza a hacer una realidad, ¿ o es el deseo renaciendo como fénix, como amor o reencarnación? te siento venir hacia mi o hacia vos y no se si es que están sonando los Beatles o es que somos en realidad la misma cosa que se mueve buscando un destino o buscándome a mi debajo de la cintura y reclamando lo imposible debajo de las sábanas o de tus miedos y ahí esa fortaleza es placer o son tus ojos mirándome y saber que eso no termina ahí, que pronto seré yo la que te busque bajo el templo del temor y mirarte desde abajo y besarte desde abajo y rogarte desde abajo bien abajo porque de ahí viene todo el universo que es un ombligo que veo muy bien desde acá y es que ahora no hay abajo ni arriba, no existís vos, no existo yo. Somos una dimensión que se pierde en el templo de las sábanas, una dimensión de babas imposibles o de manos, o de brazos y de una voz pidiendo más o algo que late entre los cuerpos y nos hace inmortales y divinos y merecedores de este templo que hemos construido debajo de la masa etérea que somos ahora tan inmaculados o tan imperceptibles, y los Beatles: love is all love is you y es elevarse más y esa fuerza corpórea nos acerca al suelo sin saber, y tras un golpe o un espasmo nos hace mortales otra vez, nos hace temer y nos hace -sobre todas las cosas, sobre todos los templos- amar (otra vez)

No hay comentarios:

Publicar un comentario