es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

miércoles, 23 de abril de 2014

sisirc

Sólo un vaso de vino blanco es necesario para que comience la verborragia, arrastrarme entre este mar de palabras para encontrar una especie de consuelo (capaz que una especie muy ridícula de placebo) y frente a todas las letras me siento diminuta pero me siento encontrada y me vuelco en ellas para decir que el mundo que me rodea está lleno de cosas bellas y floreadas que decoran todos los alrededores y todos los pequeños mundos que orbitan junto al mio. Todo está iluminado, todo se parece al cielo, me estremece y me llena toda de felicidad vitamina, felicidad que me recorre el cuerpo hasta que se topa con esto tan mío que es mi corazón que bombea mucho amor pero al mismo tiempo demasiado temor, mi corazón que traiciona y se duerme en un lecho de promesas (que ni a palos voy a cumplir) promesas entretejidas de un amor eterno que me nutre el alma pero al mismo tiempo me des-hace porque todo en la vida es llevar y traer. Así en el corazón también duerme la bestia insaciable de la curiosidad y de lo incierto, la bestia más fuerte y mas atroz de todas. Contra esa bestia tiene que luchar la felicidad que corre por mi cuerpo, agarrar a la bestia desprevenida mientras duerme y matarla en silencio con un gran puñal. Que lo rojo y la sangre invadan la escena. Escena donde el homicidio perpetuado tiene como victimario a su propia víctima y esa presa de todo soy yo a la espera de mi propio rojo puñal sobre mi propia bestia-corazón.
y espero, sí que espero.

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