Lo delicioso es saber que - no corresponde - que sean tus manos las que emprendan una odisea por mi cuerpo -y lo terrible (¿o lo divino?)- que es hundirme toda satisfecha bajo las manos -que no corresponden- bajo tu cuerpo -que no debería- y es así, la delicia de saber que las cosas que no corresponden son las que mejor sé hacer.
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