es cierto, no escribo bien y tampoco tengo razón, las letras y la poesía han muerto pero también creo en la rencarnación

lunes, 6 de enero de 2014

a la sociedad lampiña y perfeccionista

Aclarar el hecho de que debemos odiar por siempre a los pelos encarnados: siempre volvemos a ellos y están ahí todos acurrucados esperando que la pinza de depilar rompa la delgada capa de piel que lo separa del exterior, y es ahí cuando como todo pelo, como toda encarnación de lo maligno elige huir de la pinza y de la mano, y escarbando con la pinza porque no debemos dejar que el pelo gane esta lucha, salir vencidos de esa lucha con el elemento metálico de por medio, no podemos dejar vulnerable nuestra dignidad, nuestro título de ser humano lampiño y suave, sin pelos, sin pelos encarnados, sin imperfecciones, entonces la pinza vuelve a rematar contra la piel toda herida, en busca del pelo, o de la integridad, o de la auto-confianza, y no encuentra, y la piel lastimada sangra, el pelo no está por ningún lado, ya no podemos luchar contra el pelo o contra nada, no podemos luchar contra el hecho de haber sido derrotados por nuestro propio cuerpo, es decir, no puedo luchar contra el hecho de que estoy ahora aquí en el baño hace 2 horas reloj solamente porque no quiero socializar con ese mundo que nos exige lo lampiño y lo perfecto, simplemente no puedo luchar contra el hecho de que mi lobo estepario interno me trastoca la mente hasta el hecho de llegar a pasar 2 horas encerrada en un baño, luchando contra un pelo encarnado, o contra mi mente encarnada en todos los pensamientos que se enrollan y se esconden de mi lucidez y de la pinza de depilar que es la razón, si al fin y al cabo, los pelos se encarnan, deberíamos creer en la reencarnación.
Salud.

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